
No quiero mirar el cielo porque temo que mi alma quiera marchar;
ese alma que ansía su libertad perdida.
Al mirar el cielo soy consciente de las cadenas que me atan
como un yugo opresor a este miserable mundo.
Sí, he sido consciente de mi prisión, he roto esas cadenas y mirado al cielo; ya no lo temo.
Y mi alma feliz marcha hacia él.
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